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La tecnología financiera llega a la agricultura

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El pasado mes de abril, una fintech logró por primera vez en Colombia que un banco aprobara 48 solicitudes de creditos por un monto de $6.029 millones de pesos a productores de arroz del Casanare, sin tener sucursal en esa zona del país y sin que ninguno de los agricultores tuviera que trasladarse a sus oficinas de Bogotá.

En esa misma fecha, me trasladé a Santiago de Chile, a conocer una tecnología capaz de medir con exactitud cualquier área agrícola y el desarrollo de biomasa en el crecimiento del cultivo por medio del uso de sensores montados en un satélite. En junio, sin que los agricultores lo supieran, el banco tenía un informe detallado de las áreas sembradas de arroz y la productividad estimada de los cultivos, lo cual le permitió verificar con anticipación el margen de utilidad de los proyectos financiados. La semana pasada, todos los préstamos fueron abonados al banco.

Esto fue posible gracias al internet de las cosas, al BigData, a la revolución de la digitalización de procesos, al mando de varios procesos, equipos y personas. Esto es lo que, en el mundo desarrollado se llama Agricultura 4.0 o segunda revolución verde, la cual se basa en la recopilación y análisis de datos sobre el campo con el fin de aportar una serie de beneficios y ventajas a agricultores, industriales, consumidores finales, proveedores de servicios financieros, de insumos agrícolas, maquinaria y equipos.

La Agricultura 4.0 es la mejor herramienta que tienen los productores del campo para enfrentar el cambio climático, el riesgo fitosanitario, las fluctuaciones de los precios y un uso sostenible de los recursos naturales. Así lo entendieron los gobiernos de países como Estados Unidos, Holanda, Canadá, Australia, Brasil y Chile, entre otros. Desde que empezaron a fomentar la segunda revolución verde en sus zonas rurales, comenzaron a ocupar los primeros lugares en el ranking de los principales exportadores de alimentos del mundo con la mejor calidad y las mayores rentas para sus agricultores.

La Agricultura 4.0 también tiene mucho impacto en la productividad y la economía de escala de los agronegocios. Esta tecnología satelital (Nutricheck) por ejemplo, es capaz de diagnosticar en 20 días, las principales propiedades físicas y químicas del suelo en cualquier una zona agrícola del país, lo cual le ahorra tiempo y dinero a los agricultores a la hora de hacer las enmiendas que corrijan o mejoren las condiciones físicas, químicas o biológicas de sus suelos para hacerlo más fértil y asegurar así un buen desarrollo de las plantas para permitir mayor rendimiento por hectárea en los cultivos. Lo que yo llamo el POT rural. Una herramienta que le permitiría a los agricultores decidir qué, cuánto y cuándo sembrar. A los gobiernos locales, les permite direccionar mejor sus presupuestos en bienes públicos y asistencia técnica.

Los esquemas tradicionales funcionaban bien cuando el negocio era simple: Unos pocos productos, unos clientes estables en un área limitada y una situación competitiva conocida y prácticamente invariable. Con la llegada de la tecnología, el mundo agrícola ha cambiado. Quienes más y mejor inviertan en este terreno, tienen mayores posibilidades de ocupar los mejores espacios en los mercados mundiales.

(Por Idalecio Dangond, Experto en créditos agropecuarios)

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